Desde bien chiquitito he
tenido aficioneeeessss…¡uhmmmm!.... llamémoslas diferentes, por no decir extravagantes, que
el resto de los niños de mi edad no tenían, pero que en cuanto se las contaba
enseguida deseaban hacerlas realidad ellos también. Había una en particular con la
que soñaba día y noche (es que mi madre me hacía dormir a todas horas porque
así se podía olvidar de mi un rato) y que todavía no he podido realizar, pero
esta, ya os la contaré más adelante.
Que gracia me hacía aquella en la que teniendo yo unos doce años
convencí a tres de mis amiguetes para que me ayudaran a realizar un sueño. Yo
siempre he querido volar y para conseguirlo no se me ocurrió otra cosa que con
las ruedas de unos patines viejos, un par de tablas de 50 cm y un listón de
madera de aproximadamente 1 metro, construir una especie de patinete ancho en
el que te sentabas y podías guiarlo anclando una de las ruedas al listón de
madera. Le atábamos una cuerda delante para estirar de él y con ello conseguir
mayor velocidad. Lástima que como yo era demasiado bueno decidí que la primera
prueba la realizara mi gran amigo César, del que solo recuerdo el nombre, y nos
fuimos a un pequeño cortado que había a la salida del pueblo que tendría una
caída de unos 5 metros más o menos, que no sé por qué pensaba yo que era la
altura idónea para que el cacharro que habíamos construido despegara y pudiera
volar. El caso es que allá fuimos los cuatro y con César dirigiendo el artefacto
le dimos la carrerilla suficiente para que se aproximara al acantilado y
saliera volando. Pero algo salió mal porque César no voló. Bueno, si voló, pero
no como hubiéramos querido nosotros. ¡Qué experiencia más inolvidable! Al menos
para nosotros, porque el pobre César no sabemos si llegó a disfrutarlo. Su
madre se enfadó tanto que nunca más le dejo salir con nosotros. Todavía hoy en
día no entiendo el porqué.
Otro de mis sueños era saber cuánto tiempo podía una persona permanecer “escondida” enterrada en la
arena de la playa sin que nadie la encontrara. Para este experimento se
presentó "voluntario" mi amigo Paco. Es que me debía unos cromos que perdió
jugando a las chapas conmigo y fue la manera de pagarme su deuda. ¡Que valiente era él también! Este sueño no
terminó de gustarme mucho, porque se acabó enseguida. Y eso que para que Paco
no se desenterrara lo metimos atado, pero fue taparle la cabeza y un estúpido
que pasaba por la orilla de la playa vino corriendo a fastidiarnos el proyecto
que teníamos en marcha. Y no fue lo peor que nos pasó, sino que en cuanto se
enteró la madre de Paco de lo que habíamos hecho, aparte de prohibirle también
a él volver a juntarse con nosotros, cogió la muy estúpida y nos denunció a la
policía. ¡Qué imbécil es la gente!.
Menos mal que mi último
amigo, Juan, era diferente. No era muy “espabilao” el pobre, pero para la falta
que a mí me hacía tener un amigo que fuera listo o no… Lo importante es que
fuera atrevido y en eso como Juan no había nadie. Fíjate hasta donde llegó su
valentía que un día se me ocurrió no sé por qué el ir a la perrera municipal y
soltar a todos los perros que estaban allí sufriendo. Siempre había querido ser
yo como Robin Hood, que ayudó a los pobres frente a los ricos, pero como
yo soy así de desprendido, prefería que fuera mi buen amigo y no yo el que se llevara
la gloria. Así que hacia allí nos dirigimos y una vez en la valla, le ayudé a
trepar y se coló dentro. Qué pena que no le dio tiempo ni a llegar a las jaulas
de los perros, aunque perros si vió… y sintió…. Nada menos que a dos mastines
que estaban vigilando la perrera y que se pusieron a jugar con mi amiguete en
cuanto lo vieron. ¡¡Una oreja le arrancaron de un bocao!!. ¿Y su madre? La muy….
¿Pues no va y le prohíbe verme nunca más? ¡Eso a mi madre nunca se le hubiera
ocurrido! Siempre me ha dejado estar con quien yo quisiera. Bueno, menos con
mis hermanos, con los que casi no he tenido relación.
En fin, que como todo en esta
vida, las cosas se acaban. Y lo peor de todo es perder esas amistades que has
tenido de niño, aunque solo hayan durado un par de semanas. Por cierto ¿Sabéis
cual es mi sueño nunca hecho realidad? Pues para que os lo cuente tenéis que
haceros amigos míos y ayudarme a realizarlo. ¿Algún voluntario? Mentira o
verdad.
Quien volviera a la infancia! Y no, no me presto voluntaria :)
ResponderEliminarLástima!!!! Hubieras disfrutado.
EliminarYo mr prestaria pero al ser de la familia no te sirvo
ResponderEliminarQie veria mi madre el primer dia que te vio que ya me prohibió juntarme cintigo de hay q no nos veamos nunca (En mi famili somos asi)
Es que tu madre siempre me ha tenido envidia porque ninguno de sus hijos ha salido tan valiente y decidido como yo
EliminarYo me apunto.
ResponderEliminarChimpangel
¡Ahí estamos valiente! Pues lo que tienes que hacer es ..... bueno ya te llamo yo si eso para contártelo.
EliminarJeje me ha gustado mucho aquí veo mucho nivel
ResponderEliminarApúntame
Me van a faltar pruebas para tanto valiente, pero no padezcas que algo se me ocurrirá. ¿Será por falta de imaginación?
EliminarTodo mentira y prefiero ser tu prima por si acaso
ResponderEliminar¡Cuanto miedo hay por aquííí...!
Eliminarjaja cesar el volador, a verle puesto una evax con alas, y a paco espero que lo pusieras boca abajo , lo de juan fue lo mas divertido a partir de ese dia empezó su carrera musical, con amigos como tu quien necesita enemigos. La única que tienes
ResponderEliminar