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lunes, 16 de junio de 2014

AQUELLOS ENTRAÑABLES PARQUES INFANTILES

      Estaba sentado ayer en el parque de Marchalenes junto a un simpático abuelete, echándoles de comer migas de pan a las palomas y observando como dos niños pequeños jugaban en el parque. Mi mente, que no es capaz de parar de asociar ideas, estaba maquinando en lo diferente que eran estos modernos parques infantiles de aquellos en los que jugábamos nosotros hace unos cuaren.... ejem... unos cuantos años. 
Entablé conversación con el abuelo que tenía a mi lado y sin darme apenas cuenta comencé a relatarle mi infancia. Le dije que si nos fijábamos detenidamente, los parques actuales estaban elaborados bajo una serie de normas y medidas que protegían al pequeño de que éste pudiera resultar herido en lo más mínimo. La mayoría van equipados con un suelo hecho de caucho que impide que el niño se lastime si cae de alguna de las atracciones. Además están desprovistos de aristas cortantes o puntiagudas y su elaboración está compuesta en un 85% de materiales plásticos o esponjosos.
     Recuerdo con nostalgia, le dije al amable anciano, aquellos columpios de hierro forjado en los que nos mecíamos durante horas con nuestros amigos o primos y en los que siempre intentábamos dar la vuelta de campana sin conseguirlo, "pa vernos matao", pensaba yo ahora. Por mas fuerte que empujábamos el columpio como mucho conseguíamos que la cadena se destensara y pegáramos un latigazo en el aire que no nos tiraba al suelo de puro milagro. Lo máximo que nos llegaba a pasar es que de vez en cuando, alguno un tanto despistadillo, pasara por delante en el momento en que estirabas los pies para coger impulso y lo lanzaras 4 o 5 metros por el aire, pero ná... no pasaba ná... se levantaba, lloraba un poco, gritaba "mamaaaá", pero le dejabas subir a él al columpio y el agua volvía a su cauce.
      Recuerdo también aquellas ruletas, como no, de hierro macizo, en las que 6 o 7 niños se subían encima cogidos a una barra central mientras el más fuerte de todos la hacía girar a toda pastilla, agachado y cogido al suelo de la ruleta, empujando con sus brazos y patinando con sus zapatillas sobre la tierra del parque, que entonces no eran Nike, como mucho Paredes o Kelme y gracias ("Morlacas" se llamaban las mias), hasta que la ruleta cogía una velocidad adecuada y éste, de un salto, se subía encima. Como nos divertía ver salir a los más flojuchos despedidos de la ruleta y estamparse contra las piedrecillas que siempre estaban presentes en los parques. Cuantas madres venían a toda velocidad gritando "ayyy mi niño, que me lo han escalabrao". ¡¡Que grandes ratos pasábamos!!.
       Y sino aquellos balancines (como no, de hierro puro) en los que nos poníamos sentados dos en una punta y otros dos en la otra, comprobábamos quienes eran los mas pesados y cuando los habíamos escogido los poníamos de pareja en una de las puntas. Luego los levantábamos con ayuda de algún amiguete y cuando estaban en el aire, en lo alto del todo, nos levantábamos del asiento y los dejábamos caer desde arriba para que al caer al suelo el balancín, ese hierro que llevaba de freno en la parte de abajo golpeara en el suelo y el impacto se transmitiera a través del asiento al culo (y otras partes) de nuestros "amiguetes". ¡¡jajajaja que momentos aquellos!! y pobres madres que venían desconsoladas al oir a sus niños lloriquear, pero en cinco minutos todo volvía a la normalidad. Estábamos hechos de otra pasta. Sabíamos que enfadarse no servía de nada, todo lo mas para quedarte solo y que nadie quisiera jugar mas contigo en el parque por "llorica y chivato".
         ¿Y los toboganes? ¿Que me decís de aquellos toboganes de nuestra infancia? Esos si que eran divertidos. Hierro macizo del bueno que a las cinco de la tarde en pleno verano no había un Dios que se tirara por ellos porque te quemaban el culo y te lo escaldaban para una semana. Pero siempre pillábamos a alguien para que se tirara. Le engañábamos como a un chino y le hacíamos creer que era el mas valiente de todos y por eso se tiraba el primero. La verdad es que nuestra diversión era inversamente proporcional a la que experimentaban las madres, ¡Pero, que narices, los niños eramos nosotros y teníamos que divertirnos!.
          Claro, y ahora me encuentro aquí en este "parque", que mas parece la casa de la inocencia que un lugar de diversión para críos, viendo el aburrimiento que llevan las pobres criaturitas y me da pena por ellos. Pasarles no les va a pasar nada, pero por eso mismo es aburrido, porque "no pasa ná", ni bueno ni malo. ¡¡¡Vaya tostón de tardes que pasan los pobres críos!!!.
¿Que opina usted de todo esto abuelo?.... ¿Abuelo?... ¿Abuelo, despierte?... ¿Le pasa algo?.
"Perdón joven ¿Me decía algo? Es que me he dejado el sonotone en casa y no oigo nada. Me bajo todas las tardes al parque a dormir una siestecita que aquí se está mas fresco que en casa. Bueno me voy a los jubilados a ver si allí encuentro a alguien que me dé conversación".
Y el abuelete se fue sin haberse enterado de lo que durante hora y media estuve contándole. Lástima de saliva gastada. Menos mal que me llamó joven, sino le hago tirarse por el tobogán , mas que nada por recordar viejos tiempos. ¿Mentira o verdad?

19 comentarios:

  1. Que pena de aquellos tiempos ; despues de leer esto he mirado atras ; yo ni tan siquiera tenia parque ; los columpios me los hacia mi abuelo con una soga y una espuerta; pero q infancia mas bonita que recuerdo tan entrañable me quedó de mi infancia. (En mi familia somos asi)

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    1. ¡¡¡Madre mia!!! Si pudieramos volver atras seguro que no quedaba nadie en esta epoca, nos habiamos ido todos.

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    2. Normal que los niños se acaben enganchando a las nuevas tecnologías... primero porque el parque casi que es para jugar uno solo, a ver si se ve ahora a cuatro o más subidos en un balancín, y encima están supervisados por las abuelas que ya tienen experiencia y no los dejan tener iniciativa propia. Al final el wasap y las redes sociales es lo más emocionante que conocen.

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  2. Me has hecho retroceder cuaren...treinta años atrás. La módena. Besos.

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  3. Reconozco, que tambien he recordado mi infancia,fui feliz y sin que sirva de precedente
    Sr.Fenollosa,estoy de acuerdo con usted en todo, incluso en que si se lo propone tambien es un cansino,bueno el abuelete se durmio.Los niños de ahora estan agilipollaos,bueno eso creo.eltiolavara.tom.

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    1. No es que lo creas, es que lo están. No saben nada mas que jugar a la maquinita (de cualquier tipo y modelo, eso si).

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  4. ¡ Ha se me olvidaba,parques infantiles teniamos pocos,pero recuerdenos ,para el próximo numero la cantidad de juegos que teniamos,eso si todos en exteriores.Por ejemplo,canicas,chapas,el güa,el aro.a pillar,al escondite a pistoleros a papas y mamas eso era lo que mas,porqueeee,bueno no digo nada,dediquenos uno a esto.eltiolavara.tom.

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    1. Tranquilo eltiolavara.tom, pronto incluiré junto al blog un desplegable con los juegos infantiles de nuestra época.

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    2. que recuerdos pa que pa que, hoy en dia si los columpios los hicieran de hierro como los de antes los arrancarían y los venderían aunque estuvieran oxidados de no usarse,claro las mamis de hoy en dia no dejarían a los niños subir eso no pasaba en nuestros tiempos estaban todos los columpios bien brillantes de tanto uso , normal tocábamos a un tobogán cada 200 niños . la única que tienes

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    3. En eso llevas razon, tal vez incluso fuera yo el que lo venderia, tal y como estan las cosas...

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  5. jajaja,me ha encantado lo de los toboganes. Si que es cierto la evolución de los parques, pero aun quedan algunos con "encanto", en el pueblo "fantasma" de Cortichelles, aquí cerquita, mola mucho, y da hasta miedo, es como el que hay en Campillos MARIAN

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    1. No lo he visto, pero solo de saber que esta en un pueblo "fantasma" ya despierta mi interes. Que no me presente yo alli un dia y me tire toda la tarde jugando en el parque. No lo descartaría...

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  6. Cuanta razón tiene Sr Fenollosa. Yo llevo a mis hijos al parque para que terminen jugando haciendo barro, rios y torturando bichos...jajaja, bueno Maripili va enganchada a mi pata y los columpios modernos no le van del todo mal. Peroooo como le gusta el tobogan de Campillos.

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    1. Que nostalgia entra de pensar en el tobogan de Campillos. Creo que este verano la gente se va a dar de tortas por tirarse por él, y no van a ser presisamente los crios...

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  7. Ufffff que buenos recuerdos... y cuantas ostias!! Nada como los juegos de nuestra infancia, aunque aquí todos sois más mayores jjjj, tb he disfrutado jugando con un palo (un palooo, un palooo) o cualquier cosa al alcance, x eso a mis 13 hijos les inculco esta forma de entretenerse, pero lo más importante.... desarrollan la imaginación!!!

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    1. Hola Ruiz Mateos. Debe estar bien eso de inculcar, si supiera lo que significa

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  8. No todos los aparatos eran de hierro, me acuerdo de un tobogán de madera (ya pasada) que al arrojarme me clave una astilla en el culo... eso si que dolía...
    saludos
    J.CARLOS

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    1. ¡¡¡Yiiiaaaiiii!!.... me esta doliendo a mi solo de pensarlo.

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